Naturaleza

Ni se te ocurra acercarte a estos huevos negros si los ves flotando en el agua: podrías causar un desastre

Huevos negros de reptil
Huevos negros de sapo flotando. Foto: Freepik.

Con la llegada del buen tiempo aparecen fenómenos biológicos relacionados con la reproducción de especies, como la de los reptiles, ya sean serpientes o lagartijas. Algunos de estos procesos se manifiestan de forma visible en ríos y estanques, despertando curiosidad, más aún en quienes no se familiarizan con lo silvestre. Uno de estos fenómenos es el de los huevos negros.

Envueltos en una sustancia gelatinosa, estos huevos pueden encontrarse flotando en el agua. Su aspecto inusual lleva a muchas personas a registrar y compartir su hallazgo en redes sociales, sin conocer del todo su origen ni la importancia de su preservación.

¿Qué son realmente los huevos negros flotantes?

El caso más reciente de un usuario sorprendiéndose por unos huevos negros fue grabado en Cáceres por Fernando García, un ganadero que captó este momento en una pequeña charca y lo compartió en TikTok, donde obtuvo miles de visualizaciones.

Los conocidos como huevos negros que aparecen en cadenas gelatinosas en charcas y estanques no son otra cosa que huevos de sapo. En concreto, pertenecen a especies comunes en la península, como el sapo corredor (Epidalea calamita) o el sapo común (Bufo bufo).

Su presencia es frecuente durante los meses de primavera, cuando los sapos se reproducen en medios acuáticos temporales o permanentes.

Este proceso biológico comienza con el canto del macho, que atrae a las hembras. Una vez juntos, realizan una cópula denominada amplexo, durante la cual el macho fecunda externamente los huevos que la hembra deposita en forma de largas cadenas.

Estas cadenas están compuestas por cientos de huevos negros individuales, cada uno protegido por una sustancia gelatinosa que les permite flotar y adherirse a la vegetación acuática.

A diferencia de las ranas, cuyos huevos suelen aparecer en masas esféricas, los sapos prefieren distribuirlos de manera lineal. Esto no sólo facilita su desarrollo, sino que también los protege de depredadores y cambios bruscos en el entorno acuático.

El vídeo compartido por Fernando García en redes sociales generó una mezcla de interés y desinformación. En él, el ganadero presenta con un tono informal una cadena de huevos negros, describiéndolos como «parecen una pulsera» y explicando su origen con sencillez.

Aunque su intención era divulgativa, el riesgo de que otros usuarios se animen a tocar o incluso recoger estos huevos es real.

¿Por qué no deben tocarse ni desplazarse los huevos negros de sapos?

Manipular o mover estos huevos negros puede provocar graves consecuencias en el equilibrio ecológico local. A pesar de su apariencia inofensiva, estos embriones son extremadamente sensibles a los cambios en su entorno.

Alterar su ubicación, incluso dentro del mismo cuerpo de agua, puede interrumpir su desarrollo o exponerlos a condiciones letales.

A continuación, más razones por las que no deben tocarse:

  • Las condiciones del nuevo entorno pueden no ser adecuadas: temperatura, oxígeno, profundidad y tipo de vegetación son factores esenciales.
  • Se pueden propagar enfermedades como el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, letal para los anfibios.
  • Los renacuajos que eclosionen fuera de su hábitat natural pueden tener pocas probabilidades de supervivencia.
  • La cadena trófica local se ve afectada, ya que estos huevos forman parte del alimento de varias especies.

Lo que hay que hacer es simplemente observarlas a una distancia prudente. Su función es esencial dentro del ciclo reproductivo de los anfibios, y cualquier intervención humana puede romper ese delicado equilibrio.

¿En qué parte del país suelen verse los huevos de sapos?

Estos huevos negros pueden encontrarse en diversos puntos del país, sobre todo en zonas de agua estancada como charcas temporales, cunetas inundadas, estanques rurales o pequeñas lagunas.

En regiones como Extremadura, Castilla-La Mancha, Galicia o Andalucía, los avistamientos son frecuentes desde marzo hasta mayo, dependiendo del clima de cada año.

La rana común también puede depositar sus huevos en estos lugares, aunque su formato suele diferir, apareciendo como una masa gelatinosa menos estructurada.

En ambos casos, la normativa de protección de la fauna silvestre recomienda no interferir con su ciclo natural, evitando también la captura de renacuajos o su crianza doméstica sin la experiencia adecuada.

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