Irene Urdangarin: la sobrina de los Reyes que prefiere cambiar el mundo antes que brillar en palacio

Este 5 de junio, Irene Urdangarin cumple 20 años. La benjamina de los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin llega a la veintena como un misterio dentro de la familia del Rey Felipe VI. Ni es una royal tradicional ni aspira a serlo. A diferencia de su prima, la princesa Leonor, heredera al trono, o incluso Victoria Federica, convertida en influencer, Irene ha crecido bajo una protección férrea, alejada de los medios, del protocolo y del peso del apellido Borbón. Su figura ha sido deliberadamente preservada durante años por su madre, en parte como reacción al escándalo que sacudió a la familia tras el caso Nóos y la posterior condena de Iñaki Urdangarin. En ese contexto, Irene vivió una infancia marcada por los silencios, la distancia institucional y una privacidad cuidadosamente blindada. Pero en lugar de rebelarse contra esa discreción, la ha abrazado como forma de vida.

Hoy, desde Oxford, donde estudia una carrera centrada en el ámbito del turismo y la gestión de eventos, intenta construir un futuro sin flashes ni apellidos que pesen más que su voluntad. Más que ser una royal decorativa, Irene ha mostrado un compromiso tangible con causas sociales, como el voluntariado que hizo en Camboya, y ha elegido caminos poco comunes en su entorno. Su vida parece una afirmación silenciosa pero firme: que se puede ser nieta y sobrina de Reyes sin vivir como una.

Irene Urdangarin: una infancia entre Ginebra y el escándalo familiar

La infancia de Irene Urdangarin estuvo lejos de la exposición pública que caracterizó los primeros años de sus hermanos mayores. Nacida en Barcelona en 2005, cuando la familia aún gozaba de una popularidad sin grietas dentro de la Casa Real, fue testigo a muy corta edad del colapso reputacional y jurídico de su padre, Iñaki Urdangarin, a raíz del caso Nóos. A partir de 2011, cuando estalló judicialmente el escándalo, la familia se descompuso públicamente: los padres se distanciaron, la Corona se desligó institucionalmente de los ex duques de Palma, y la vida de Irene cambió por completo.

Con 7 años, Irene Urdangarín se instaló junto a su madre y hermanos en Ginebra, Suiza. Allí, alejada del bullicio español, comienzó una nueva etapa en la que la discreción se conviertió en norma. Estudió en el prestigioso International School of Geneva (Ecolint), uno de los centros más cosmopolitas del país y, más tarde en la prestigiosa École hôtelière de Lausanne. Lejos de la corte, sin actos públicos ni vida palaciega, Irene creció como una adolescente europea más, con un círculo reducido de amistades y bajo la protección constante de la infanta Cristina.

Un año sabático con vocación: Camboya y la decisión de servir

Al terminar el bachillerato internacional, Irene decidió no entrar directamente en la universidad. Lejos de optar por un año sabático de ocio o viajes, se comprometió con un proyecto humanitario. Durante varios meses, trabajó como voluntaria en Camboya con la ONG Sauce, vinculada al jesuita español Kike Figaredo, obispo de Battambang, muy cercano a los Borbones desde hace años. Este gesto, improvisado para algunos y profundamente meditado para otros, fue un punto de inflexión en la vida de la joven.

En el país asiático, Irene vivió en el Centro Arrupe, una institución que atiende a personas con diversidad funcional y en situación de vulnerabilidad. Allí participaba en tareas cotidianas desde las cinco de la mañana: ayuda en comedores, apoyo escolar, reparto de sillas de ruedas y actividades de integración. A pesar de lo exigente de la experiencia, sus allegados coinciden en que fue «una de las etapas más felices y formativas» de su vida. Ese contacto con una realidad tan distinta consolidó su interés por los entornos sociales y la gestión humana, y le sirvió también para madurar fuera del contexto familiar.

Universitaria en Oxford: vida normal, estudios prácticos y cero glamour

En otoño de 2024, Irene se trasladó al Reino Unido para comenzar sus estudios universitarios. Lo hizo en la Oxford Brookes University, un centro reconocido por su enfoque práctico y vocacional, lejos del elitismo de la Universidad de Oxford propiamente dicha. Allí cursa una titulación centrada en Gestión de Eventos, Turismo y Hostelería, una carrera que, pese a su aparente sencillez, requiere habilidades de planificación, liderazgo y empatía. Un mundo real, tangible, que contrasta con la esfera de privilegios en la que podría haberse instalado por apellido.

Según ha trascendido, vive en una residencia universitaria, sin personal de servicio, compartiendo piso con otros estudiantes. Lava su ropa, cocina, limpia, organiza sus horarios y cumple sus entregas académicas como cualquier joven de su edad. No hay rastros de coche oficial, ni de asesores, ni de vida institucional. De hecho, no suele frecuentar círculos de españoles ni tiene presencia en redes sociales públicas. Irene ha optado conscientemente por la invisibilidad.

Irene Urdangarin y Juan Urquijo: una relación discreta y aristocrática

En el plano personal, Irene Urdangarin ha formalizado su relación con Juan Urquijo, un joven de perfil bajo pero con un vínculo importante en el círculo aristocrático español. Juan es descendiente de la familia Urquijo, conocida en los ámbitos empresariales y sociales de España. Es el hermano pequeño de la esposa de José Luis Martínez Almeida, Teresa Urquijo; e hijo por ende de Beatriz Moreno de Borbón-Dos Sicilias y Lucas Urquijo Fernández de Araoz.

La relación entre ambos ha sido descrita como seria y estable, con la aprobación de sus respectivas familias. Aunque Irene mantiene su vida privada alejada del escrutinio público, la noticia de su romance ha despertado un gran interés mediático en los últimos meses, marcando un nuevo capítulo en su vida personal.